lunes, 23 de diciembre de 2013

Reflexiones de récord ( Javi Soto )

Recientemente llegó a mis manos un artículo que hablaba del nuevo record del mundo de maratón. Como sabéis, lo estableció el keniata Wilson Kipsang el 29 de Septiembre de 2013 en Berlín, dejándolo en 2h:03:23.
He querido profundizar en lo que ello supone, acercarlo a nuestra vida cotidiana, pues me da la impresión de que semejante registro no se valora como merece.
Lo primero en lo que nos fijamos siempre es en qué tiempo se pasa la media maratón: Kipsang la pasó en 1h:01:32. La segunda mitad del recorrido la hizo, por tanto, en 1h:01:51.
Comparando esto con carreras de nuestro entorno, en la última Media Maratón de Donostia, por poner un ejemplo, habría ganado la carrera dos veces seguidas, es decir, que hizo su primera media maratón más rápido que el que ganó la carrera, y habría dado una segunda vuelta al recorrido, ¡sin descansar!, nuevamente más rápido que el ganador (ganó Mengesha Haile, con 1h:02:38).
Pero el dato que más llama la atención es su poderosísimo final, ya que, si bien su paso por el primer 10.000 fue extraordinario (29:16), sus últimos 10 kms fueron medidos, de forma oficiosa, en 28:52.
Para hacernos una idea de lo que esto supone, diremos que, después de correr 32 kms a un ritmo altísimo (su parcial más lento, entre el km 20 y el 30, fue de 29:41), hizo un último 10.000 en un tiempo que le hubiera llevado a ser 2º en el último Campeonato de España de la distancia, superado sólo por el campeón, Carles Castillejo, que paró el reloj en 27:48.
Documentándome sobre los mejores registros en 10.000 mts, me he topado con una marca que quiero resaltar: el 15º en el ranking español es un tal Mariano Haro, también con 27:48, pero ¡logrados en 1972!
La última parte de la carrera fue, como digo, impresionante: los últimos 2.195 metros los hizo en 6:11, y su último kilómetro, en 2:44.
Correr una maratón en 2h:03:23 supone que al reciente campeón de España (Carles Castillejo, 2h:12:43), le habría sacado más de 3 kms de ventaja. Y subrayo que hablamos del campeón de España, no de un tuercebotas.
Kipsang corrió a una media inferior a 2:56 por km, lo que equivale a hacerlo a 20,52 km/hora ¡durante dos horas!
En Estados Unidos se está poniendo de moda tratar de correr a ritmo de record mundial el mayor tiempo posible. Para ello usan liebres virtuales. No he encontrado datos; pero cualquier atleta popular sabe que muy pocos son capaces de seguir el ritmo de Kipsang durante un sólo kilómetro.
En el Nº 34 de la revista Planeta Running encontré un curioso reportaje. Querían saber cuál es el nivel medio del corredor popular estatal. Obviamente, era impensable analizar los datos de todos los eventos que se celebran anualmente, por lo que tomaron una muestra de 11 maratones y otras tantas medias maratones de todo tipo: lentas, rápidas, con poca participación, multitudinarias, duras, suaves... Las conclusiones fueron las siguientes (son datos de 2010):
- Media en media maratón: 1h:42:38 (Kipsang hizo dos seguidas en 1h:01:32 y en 1h:01:51).
- Media en maratón: 3h:41:00 (Kipsang, 2h:03:23). Cuando él llega a meta, el atleta medio español aún no ha llegado al km 24, es decir, que le sacaría más de 18 kms de ventaja.
Juzgad vosotros mismos; pero no olvidemos que estamos hablando de atletas entrenados, mejor o peor, pero entrenados.
Mientras los mortales soñamos con hacer una maratón en menos de 3 horas (según este estudio, sólo el 9,06% lo consigue, y únicamente el 0,48% baja de 2h:30), ellos ya miran de reojo la barrera de las 2 horas. Los expertos, analizando la progresión de las marcas, dicen que se tardará unos 25 años en lograrlo. Ya veremos...
Hagamos otra comparación: un ex-futbolista del Osasuna Promesas me contó que en las pruebas físicas creo recordar que les pedían correr un kilómetro en 2:55, exactamente el ritmo del record del mundo. Esto quiere decir que lo que se le exige a un futbolista de élite para 1 km, Kipsang lo hizo 42 veces seguidas. O lo que es lo mismo, que a esa velocidad, él sería capaz de subir de área a área (70 mts) 602 veces sin descansar. ¡Menudo lateral derecho nos hemos perdido!
Otro dato llamativo: 8 de las 10 mejores marcas de maratón son de atletas keniatas. ¿Cuál es su secreto?
Adharanand Finn es periodista y atleta popular. Admirado por las marcas de estos atletas, decide irse a Kenia a vivir con ellos, entrenando con ellos, comiendo lo mismo que ellos, durmiendo en sus campamentos de entrenamiento... Esta aventura la recoge en su libro “Correr con los keniatas” (Ediciones B). Permitidme que os destripe el final: la conclusión a la que llega es que el secreto de los keniatas es que no hay ningún secreto.
Wilson Kipsang, como otros muchos fondistas keniatas, se autoentrena, si bien suele compartir sesiones con sus compatriotas en las pistas de tierra a 2.000 metros, en el altiplano de Kenia.
Es de sobra conocida la influencia que tiene la altitud sobre el rendimiento deportivo. Sin pretender extenderme demasiado, diremos que con la altura disminuye la presión barométrica, lo que hace que el aire sea menos denso. Esta baja densidad es la causante de que llegue menos oxígeno a nuestros pulmones. No es que haya menos oxígeno, su presencia es siempre de un 21% en el aire, lo que ocurre es que el aire, en altitud, contiene menos moléculas de oxígeno por cada litro respirado.
Así pues, si bien la altitud no es buena para hacer marcas en pruebas de fondo (los records hay que buscarlos al nivel del mar), sí que lo es para entrenar, pues el déficit de oxígeno favorece el aumento del hematocrito, con lo que la sangre es capaz de hacer llegar más oxígeno a los músculos y esto hace que rindan más y se retrase la fatiga.
Pero, obviamente ésa no puede ser la única razón. Adharanand Finn, tras convivir y entrenar con ellos, se puso como un enano de contento cuando consiguió correr la Maratón de Nueva York en 2 horas y 55 minutos. Es una buena marca; pero sigue estando a años luz de sus compañeros keniatas. Aunque él diga que no hay ningún secreto, algo se nos escapa.
Me parece interesante señalar que los atletas keniatas invierten parte de sus ganancias en su comunidad, lo que trae como consecuencia que los jóvenes quieran emularles y se lancen a correr, convirtiendo aquella zona una inagotable cantera de talentos. El primer dinero ganado por Wilson Kipsang, fue empleado en la construcción de una iglesia en su pueblo natal.
Debo confesar que, a la hora de escribir este tipo de crónicas ensalzando alguna gesta deportiva, me suele frenar el temor de encontrarme con un resultado positivo en los controles antidopaje del deportista en cuestión. En este caso no es eso lo que me preocupa, pues no es habitual que estos atletas den positivo. No sé si será por su cultura..., o simplemente porque no lo necesitan.
De todos modos, aunque se demostrase que iba dopado (cosa que no va a pasar), seguiría teniendo mérito lo que hizo, pues, si hubiera una sustancia que nos hiciera a cualquiera de nosotros correr a ese ritmo tantos kilómetros, nuestro cuerpo no lo resistiría: se nos griparía el motor y nuestra carrocería saltaría en pedazos.
Lo que realmente me preocupa del tema es que me temo que, dentro de no mucho tiempo, tendré que reescribir este artículo, pues Wilson Kipsang volverá a batir su récord. Es el único que ha bajado 2 veces de 2h:04 en maratón, y el único que lo ha hecho 4 veces de 2h:05. El 2 de Febrero correrá la Media Maratón de Granollers. Y habrá marcón, seguro, pues se verá  las caras con Stephen Kiprotich, actual campeón olímpico y mundial de maratón. ¿Será como preparación para su próximo asalto al record? Me han soplado que está preparando una maratón para la primavera: suena Londres como candidata a ver peligrar el record del mundo.
Un nota: hay dos atletas que han corrido una maratón más rápido que Kipsang: Geoffrey Mutai, en 2h:03:02, y Moses Masop, en 2h:03:06. Ambos lo hicieron en la Maratón de Boston, en 2011; pero el circuito no permite homologar el récord, pues no cumple con la normativa de la IAAF. En pocas palabras, la distancia entre la salida y la meta no puede superar el 50% del kilometraje de la prueba (es decir, no estar a más de 21 km), y entre ambas no puede haber más de un metro por kilómetro de desnivel (es decir, no más de 42 mts). Boston mantiene su tradicional circuito en línea, con un desnivel  (negativo, claro) de 136 mts. Aquel día, además, se corrió con un viento favorable de 4,4 m/seg.
Otra curiosidad: en 1994, Martín Fiz hizo en ese mismo circuito una marca de 2h:10:21, que era record de España, y sí fue reconocido por la Federación Española.
Sólo me resta decir que con que cada uno de los participantes en la Maratón de Berlín le hubiera dado una colleja al espontáneo que saltó a estropear la entrada en meta de Kipsang, ese tonto se habría llevado las 40.000 collejas que merecía.
        Javi Soto 19/12/13