martes, 19 de noviembre de 2013

NO FUE LA MEJOR BEHOBIA (Por Javi Soto)

Dicen que el deporte es un reflejo de la sociedad y este año, contagiada, quizá, por la situación general que vivimos, el viento en la Behobia sopló también en contra.



No fue, sin duda, la mejor Behobia. El ambiente que se respiraba en meta era de resignación. Todo el mundo comentaba lo mismo: “me han caído un par de minutos por el viento”.



Mi caso es uno más. Aguanté la subida a Gaintxurizketa con 40 segundillos perdidos, confiando en que en la bajada me metería otra vez en mi carrera. Pero no fue así: en esa vertiente el aire daba mucho más fuerte y enseguida se vio que ese día no había que mirar al cronómetro.



Quiero dedicar unas líneas al ganador, Pedro Nimo (1:02:48 en media maratón y 2:12:10 en maratón), un gallego, que, debido a las dificultades meteorológicas, tuvo que conformarse con un tiempo de 1:04:29. Me fastidia cuando los que no han corrido hablan de un crono “discreto”; los que sí lo hicimos sabemos que si ha sido el mejor de veintitantosmil, no habrá sido por ir despacio.



Pero no son sus números los que le hacen grande, sino sus gestos. No fue, como sabéis, la mejor Behobia, pues ese domingo padecimos la inmensa desgracia de perder a una de las atletas con la que compartíamos carrera. Nimo, dignísimo representante de todos nosotros, tuvo el detalle de acudir al funeral de Arantza en Zizur para acompañar a la familia, y les entregó el trofeo de ganador de la prueba. Poco más hay que decir.



El próximo domingo se disputa la maratón de Donostia (que será campeonato de España). Pedro Nimo hará de liebre de Pablo Villalobos, que lucha por conseguir la mínima para el europeo. Será de las pocas veces en que se aplauda tanto (o más) a la liebre como al atleta que está disputando la carrera. ¡Y con razón!



Son gestos que me gusta resaltar, pues hacen grande este deporte.



Como gesto es el del gran Chema Martínez, que vino a correr sin estar en condiciones. Se recuperaba de los 42 kms. de la maratón de Nueva York, pero quiso estar aquí.



Se ha hablado mucho de Iban Fernández, que renunció a ganar el cross de Burlada, parándose a corregir al atleta que le precedía (Mutai), que se había despistado a 300 metros de la meta, yendo por un camino equivocado. Otro gesto enorme.




Acompañando a Xabier Salillas en sus 14 horas de correr diarias

Pero gestos bonitos los hay no sólo en el atletismo. En febrero de este año, el hernaniarra Xabier Salillas corrió 100 kms al día durante una semana con el hermoso fin de recoger fondos para una ONG de ayuda a los niños de Wukro. Este gran gesto viene precedido de otro igualmente reseñable: Xabier sufrió una gravísima cogida en un encierro de San Fermín. A raíz de aquello, se replanteó su vida y comenzó a hacer carreras de gran fondo. A él le gusta contar que cuando fue cogido llevaba una camiseta del Boca Juniors y que, como quiera que aquellas imágenes dieron la vuelta al mundo, pasado algún tiempo, recibió desde Argentina, remitida por la directiva del club, una camiseta del Boca firmada por toda la plantilla. Otro gran gesto.



Llegado a este punto, quiero romper una lanza por la organización de la Behobia. Es recurrente el comentario que acusa al Fortuna de su afán recaudatorio. Yo no lo entiendo. Es cierto que la carrera es cara, pero la inscripción es libre (nadie se manifiesta ante un concesionario Mercedes, por poner un ejemplo, porque sus precios son altos). Las reglas del juego son claras: si quieres lo pagas, y si no, lo dejas.



Al margen de esto, creo que no hay que perder de vista que esta carrera mueve a decenas de miles de personas que se vuelcan animando (eskerrik asko a todas ellas). Por algo será. Y el grado de satisfacción de los participantes es también altísimo.



Pero como este artículo va de gestos, debo hacer público el que tuvo la Behobia con mi amigo Abdelali. En este blog os conté su historia (ver el artículo: “Los otros profesionales”), un atleta que participó en la Behobia del 2011 saliendo desde muy atrás, porque no sabía que podía pedir un dorsal amarillo, y que en meta se clasificó en el puesto 50. Pues bien, enterados del tema, desde el Fortuna me remitieron una emotiva carta en la que le felicitaban por la humildad y respeto que había mostrado hacia la organización y hacia el resto de corredores al salir desde el cajón que le habían adjudicado; así como por su gran pundonor, al ser capaz de ganar en meta 12.838 posiciones. Además de eso, tuvieron a bien invitarle a correr la edición del año pasado para que pudiera competir en igualdad de condiciones con sus rivales. El puesto que logró es lo de menos; lo que me importa es hacer justicia: la Behobia también tiene gestos.